Hace apenas seis meses no sabía absolutamente nada sobre automatización. Tenía la curiosidad, sí, pero cero experiencia técnica. Todo empezó cuando intenté crear un bot para mi negocio usando una plataforma que prometía hacerlo fácil… pero no me convenció. Sentí que si realmente quería aprovechar el potencial de la automatización, tenía que aprender a hacerlo por mi cuenta.
El impulso inesperado
La verdadera motivación llegó cuando le mostré una pequeña demo a un amigo. Me dijo algo que se me quedó grabado: “Si lográs hacerlo bien, te lo compro para mi negocio”. Esa frase fue suficiente para que me lo tomara en serio. Me puse manos a la obra.
Durante meses, me dediqué a desarrollar mis habilidades. Probé, fallé, aprendí, volví a intentar. Y así hasta que logré crear bots que realmente funcionaban. No solo para mí, sino también en el mundo real, con pruebas en negocios reales.
Nace mi agencia (y mi marca personal)
Con los primeros resultados positivos, decidí dar un paso más grande: convertir esta nueva habilidad en una marca personal y lanzar mi propia agencia. Hoy ya tengo mis primeros clientes, y lo más importante, también uso los bots que desarrollo para mi propio negocio.

No todo es código: comunidad, impacto y satisfacción
Lo más bonito de este proceso ha sido el camino. He conocido personas increíbles de El Salvador, Argentina, España… La comunidad en torno a la automatización y la inteligencia artificial está creciendo, y tiene un potencial enorme.

Y lo mejor: los clientes están contentos. Porque más allá de lo técnico, esto va de resolver problemas reales. Cada bot que creo no es solo una solución digital; es una herramienta para que alguien ahorre tiempo, mejore su atención al cliente o venda más.
Hoy estoy contento y agradecido con todo lo que he aprendido, y con lo que aún me queda por descubrir. Si estás empezando o tienes curiosidad por este mundo, te animo a que te lances. Los beneficios de la automatización con IA están al alcance de todos.